sábado, 8 de mayo de 2010

Mis Fantasmas

Era un día lluvioso, a través de la ventana solamente se podía ver un cielo gris que envolvía toda la ciudad, apenas se podían ver las antenas de los edificios colindantes, parecía como si alguien desde el cielo se hubiera enfadado por algo. Los truenos no cesaban de sonar y la gente corría con los paraguas medio rotos a causa del viento que azotaba la zona, el agua formaba ríos en los cruces de las calles mientras, Miguel estaba ahí plantado frente al cristal, observando con la mirada perdida todo lo que acontecía bajo su perspectiva en la altura de su hogar, desde el cual podía abarcar muchas manzanas. La casa estaba oscura por la falta de luz solar, su cabeza tenía el pensamiento puesto en los recuerdos que le llegaban de aquellos días en los que el también se mojaba al ir al trabajo, en todo lo que despotricaba cada vez que pisaba un charco, pero la época que estaba viviendo había cambiado, no tenía trabajo, no tenía nada que hacer y el sentimiento de agobio le remordía. Formaba parte de ese ejercito de personas que no habían tenido más remedio que ingresar en las filas del paro, en ese ejercito cruel al cual es difícil de aclimatarse, y al que el pertenecía desde hacía seis meses, esas huestes de hombres y mujeres aptos, para acometer diariamente las tareas que les fueran encomendadas y en el cual nadie se quiere acomodar.

2 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho el comienzo, te invita a seguir leyendo, pero como no hay más.....pues a comprarte el libro. Yo lo quiero.
    Muy bueno Moisés, enhorabuena.

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  2. Gracias Aixó, siempre reconforta que un trabajo guste.

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