martes, 3 de mayo de 2011

LA PASTILLA ROSA

Rafael despertó creyendo que, en ese instante, se había quedado dormido. Como en otras ocasiones, le entusiasmó la idea de ser consciente de que estaba soñando y sintió como si fuese un personaje de ficción de carne y hueso. Oyó el leve tic tac del reloj de mesa. Parecía haber abierto los ojos en un sábado de festejos, pero se concentró para convertirlo en domingo. Antes de preparar el café, fue al quiosco para comprar el periódico. Todas las noticias hablaban de un mundo en el que él no deseaba vivir. Supo que estaba despierto.

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